martes, 20 de enero de 2009

Pasan los años, pasan los gobiernos, quedan los artistas


Es probable, que muchas veces hayamos oído comentarios menospreciantes con respecto a los artistas. Comentarios que muchas veces son parte de un cliché que lleva siglos de duración, como decir por ejemplo: “que los artistas usualmente se encuentran volando sobre su propia nube, incapaces de poder entender la realidad en la que están envueltos”. Sin embargo, no hay nada más lejano de la realidad que aquella afirmación. Pues el arte nos permite apreciar al mundo de una manera totalmente distinta, de sentirlo de una manera que la gran parte de las veces va mucho más allá de nuestros propios sentidos, y que finalmente termina siendo una interpretación del mundo, quizás una de las más sinceras, de una época determinada.
Nuestra realidad no escapa a estas inquietudes, ni mucho menos a los prejuicios que suelen alcanzar a todas las ramas del arte nacional. Paradójicamente, han sido artistas peruanos, los que finalmente han llenado de prestigio a un país como el nuestro. Citar a los innumerables representantes seria un trabajo tedioso, al punto de ser casi inagotable, sin embargo nos bastaría con citar a escritores de la talla de Mario Vargas Llosa, Ciro Alegría, Julio Ramón Ribeyro, José Maria Arguedas; a poetas como: Cesar Vallejo, Jorge Eduardo Eielson, Martín Adán, José Watanabe; pintores esplendidos como: Sérvulo Gutiérrez, Fernando de Szyszlo, Juan Villanueva Rodríguez; músicos, cantantes, actores. Son tan solo alguno de nuestros ejemplos.
Sin lugar a dudas, la literatura ha sido una de estas ramas, que ha dado más reconocimientos de nivel mundial a las letras peruanas. A la vez, nadie podría negar el lazo, casi umbilical, que ha tenido a lo largo de su historia con la realidad nacional. Al punto que nos bastaría con leer las obras de ciertos escritores, para poder hacernos una idea de las inquietudes sociales, económicas y políticas que sucedían en una época determinada de nuestra nación. Leer por ejemplo: la inquietud de Manuel Gonzales Prada, después de la guerra del pacifico, o a Clorinda Matto de Turner y su grito de protesta contra los abusos que se cometían contra los indígenas, leer a José Maria Arguedas y la descripción de un mundo fantástico y a la vez terrible representando a lo largo de su obra. Aquellos, son tan solo algunos de los muchos ejemplos que podríamos encontrar a lo largo de la historia de la literatura peruana.
Pero es en este punto, en donde nace una nueva inquietud, que es la que si aceptamos que el arte es una de las maneras más sinceras de percibir el mundo; y la literatura ha estado siempre ligado a las inquietudes sociales, políticas y culturales de muchas generaciones de escritores y poetas, entonces, ¿por qué no es tan difícil pensar en escritores o artistas en algún cargo público?
Aquella es una pregunta en la que vuelve a emerger los distintos prejuicios por parte de una sociedad como la nuestra, que les debe mucho a los intelectuales y artistas, que hasta el momento han tenido muy pocas oportunidades de ser parte del sistema gubernamental. Salvando algunas excepciones, quizás muchos se hayan preguntado la última vez en que vieron en el ministerio de educación a un escritor o intelectual de gran reconocimiento, de los que abundan en nuestra fauna artística, o al mando del Instituto Nacional de Cultura. Pensar en la última vez en que vimos a un poeta de la altura de Washington Delgado al mando de una facultad universitaria.
En conclusión, tal vez en aquella pregunta en la que nunca logramos entender el por qué, radique la verdadera naturaleza de ser un artista. Que es la de no pertenecer a este escalafón gubernamental de altos sueldos, muchas veces no merecidos. Gozar de esa total independencia y compromiso consigo mismo, y con su innegable relación con su medio, con una realidad en la que muchas veces, suelen encontrarse el fruto más maduro de sus inspiraciones. O como diría el genial Enrique Pinti en esa hermosa canción final, de su obra: “Salsa Criolla”: “Pasan los años, pasan los gobiernos, quedan los artistas.

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