Para todos aquellos que hemos crecido con los dibujos animados, que en su gran mayoría fueron dibujos japoneses o como se le llama en realidad: Animes, siempre hemos sentido cierta atracción por todo el mundo místico, violento y cagado por un humor con tintes sexuales. Enumerar los distintos Animes bajo el cual crecimos sería una labor agotadora, pero podríamos clasificarlos por los Animes que marcaron historia en más de una generación. Desde el popular Meteoro con su inseparable Chispita y la historia que nunca llegaban a pasar completa por América Televisión, Robotech con su trama futurista lleno de Robots y canciones que una generación anterior a la mía cantaba frenéticamente, Saint Seiya (o caballeros del Zodiaco como lo conocimos por estos lares) que hiso que nos viéramos el programa de Karina y Timoteo los días Sábados para saber el próximo capítulo, Capitán Tsubasa (Súper campeones) que provocó más de una lesión al intentar realizar sus jugadas irrealizables, Dragon Ball que fue un furor en todo el mundo y que cuando por fin decidieron comprar toda la serie, decidieron fregar a los que estudiábamos en colegio particular, pasando los capítulos por la mañana.
Sin embargo nunca me he considerado un seguidor acérrimo de los animes y mucho menos de los mangas, ya que siempre he considerado que la trama de dichos mangas, la trama general, siempre era la misma. Casi siempre la construcciones de los protagonistas o de héroe de aquella diégesis eran las mismas, que si cambiábamos al héroe de una de aquellas historias con el de otra historia, no habría ningún problema. Nunca fui del grupo de chicos y chicas que se iban a gastar sus ahorros en las galerías de Arenales comprando DVd, soundtrack, poster, caricaturas, es más, siempre he preferido más los comics antes que las historias repetitivas de los animes.
Pero lo cierto es que desde hace algunos meses, me he visto atrapado dentro de una Vorágine que conlleva ser seguidor de uno de los Animes más vistos en Japón y sobre todo fuera de él. Sobre todo porque antes de ser preso de aquel anime, siempre desprecié dicho Anime porque estaba en boca de todos, porque todos lo veían, y porque todos me decían que debería de verlo. Es así como de pronto un sobrino mío me prestó dos Dvd de la primera temporada, viéndome así, sentado frente al televisor observando una historia que en un inicio no logró atraparme, sobre todo porque comencé a realizar esta odiosa intertextualidad con otros Animes, pero lo cierto es que de pronto me vi terminando los dos dvds, por lo que por primera vez en mi vida, me vi yendo a esas galerías, buscando lo que faltaba de la serie.
No podría decir que devoré los 3 Dvd restantes, pues considero que había muchos capítulos de relleno, como suele suceder en los Animes. Sin embargo de pronto comencé a notar cierta maduración en la historia, cierta complejidad en la construcción de los personajes, ya que a diferencia de Dragon Ball o Saint Seiya, en donde toda la historia principal giraba en torno del héroe, dejando a los personajes secundarios como simples teloneros o extras dentro de ella, en aquel Anime comencé a notar el protagonismo de otros personajes con sus propios problemas que no necesariamente giraban en torno del héroe. Pero lo cierto fue que por una confusión familiar, nunca llegué a terminar el Anime pues mi abuela terminó llevándose el último Dvd cuando viajó a Estados Unidos. Tuvo que pasar un año para que un alumno del colegio en donde trabajaba, se ofreciera a prestarme el dvd que me faltaba por ver, es así como retomé y como finalmente terminé siendo atrapado por todo el fenómeno Naruto.
Se ha dicho mucho respecto a la serie, cosas acertadas y cosas que realmente me parecen fuera de lugar. Decir que es una copia o que tiene mucho de Dragon Ball me parece incorrecto, pues al menos en Naruto cuando los personajes mueren, no los vuelven a revivir constantemente hasta el cansancio. Es cierto que algunas características del héroe se encuentran relacionadas, como la estupidez, la falta de inteligencia, la habilidad para la lucha, pero lo cierto es que aquellos son elementos propios del héroe de los Animes. Sin embargo la construcción de aquel mundo realizado por Masashi Kishimoto, la adaptación al Anime hecha por Hayato Date es mucho más elaborada que el de Akira Toriyama, sin restar los meritos a este último. Las variaciones constantes de los Opening y de los Ending le da una frescura al Anime que muy pocos han podido darle.
Sin embargo no pretendo ser defensor del Anime ni ponerme a desbaratar las criticas mal intencionadas que se realizan respecto a ella. No, el motivo de estas palabras es cierta congoja por la desaparición de uno de los personajes, que personalmente a mi me gustaban más. Me refiero a Jiraiya Sama, que para variar, al inicio de la serie me pareció una copia mejorada del maestro Roshi, pero fue viendo los dos capítulos dedicados a él (Las crónicas de Jiraiya) que terminé por querer a dicho personaje. La búsqueda del destino, supuestamente trazado, los libros que escribía, que al inicio de la serie son consideradas como novelas rosas, pero cuyo primer libro, es una descripción del mundo Shinobi lleno de caos y violencia. La manera constante en cómo se repite una y otra vez un pasaje de la historia de aquel libro, cambiando la imagen del personaje por quien se encuentra leyendo, es realmente increíble.
Esa búsqueda del destino o del fracaso que creyó repetir constantemente en su vida, alguien que no pudo proteger a su maestro ni a su discípulo, y que creyó en cada alumno que tuvo, encontrar al elegido que cambiaria el mundo Shinobi. Porque como diría en su última novela: ≪No es como uno vive, sino como uno muere en el mundo ninja≫ y que solo al final, frente a la penumbra de su muerte, logrará entender.
Descansa en paz Jiraiya Sama.
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