En estas horas oscuras y días en que nos encontremos batallando por acostumbrarnos a vivir sin una de las voces más hermosas que ha dado Latinoamérica, seguramente nos dejaremos embriagar por la tristeza y la nostalgia que se nos desborda con la ausencia. Creo que la mejor manera de homenajear a aquellas personas, no es lamentándonos de su partida, a pesar de que es innato dicho egoísmo del ser humano, sino recordando cómo vivió aquella mujer que siempre negó ser la voz de Latinoamérica, pues ella creía que Latinoamérica es tan grande como para que quepa en una sola voz, recordando la inconfundible certeza de felicidad que nos arraigaba cuando la veíamos cantar sobre un escenario.
Y que mejor, ahora que se encuentra junto a Miguel, a Pappo, junto a Alí, quienes seguramente siguen cantando, ahora, en algún otro lugar desconocido por todos, y que la verdad no importa mucho, pues lo que más importa, es que ellos aun seguirán viviendo en nosotros, en aquel inconfundible himno que cantan nuestros corazones.
lunes, 5 de octubre de 2009
Hasta siempre Negra
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