El día de hoy, después de mucho más de un mes que hice mi pago respectivo en el banco, y de más de tres meses de que mi DNI caducara, pude renovar mi documento de identidad. En mi círculo cercano, saben que los trámites no van conmigo, y que quizás sea algo referido al karma, el hecho de que siempre suceda algo en algún trámite que yo realice. Enumerar los distintos casos engorrosos en los que me he visto involucrado sería absurdo, y probablemente reabrirían viejas heridas que aparentemente yacen cerradas, bastaría con decir que aquella fatalidad crónica, va desde un simple pago de teléfono, hasta la matricula en la universidad.
Indudablemente renovar mi DNI no fue la excepción. El temor que siempre me ha aquejado antes de realizar cualquier trámite, volvió, esta vez con mucha más fuerza. No en vano pospuse durante tanto tiempo mi viaje a cualquier RENIEC, y las veces en que fui, siempre encontré alguna excusa que me evitara ubicarme en aquellas filas interminables.
Decirles por ejemplo que la primera vez, que de verdad decidí hacer dicha cola, después de un lapso de media hora se fue el sistema. El sol abrasador de este verano, la falta de algún toldo, me hicieron tirar la toalla. «Regreso mañana» me dije, pero no fue así. Como a las dos semanas de aquella primera derrota, decidí volver, más por la presión de una persona que ya no se encuentra a mi lado, y volví a aquella cola interminable. En aquella ocasión volví a sentir, lo que Lalo Reyme diría alguna vez referente a un trámite que hice en la universidad: «Es como si, en este caso la RENIEC, se abriera la bragueta y orinara sobre ti» casi como un signo de fatalidad, pues solo a escasas cuatro personas para poder pasar, luego de dos horas de estar de pie, decidieron cerrar, pues por tratarse de días cercanos al año nuevo solo trabajarían hasta medio día.
En fin, relatar mi casi pelea con el guachimán en mi tercer intento, o el sábado pasado en que, para variar no dormí, y decidí irme muy temprano para no hacer aquella cola, para finalmente darme con la sorpresa de que aquellos días no entregaban DNI, volvería a ser en vano. Si alguna vez logro tener enemigos que sean algo más que unilaterales, créanme que mis pensamientos más bajos, sería que caducara su DNI, creo que aquel es el peor de los males deseados para cualquier mortal.
Sin embargo, la fatalidad ya tiene una fecha de regreso: Enero del 2017. Y aunque sé que vendrán otros trámites, otras colas interminables, nuevas derrotas contra el sistema, sé que los estaré esperando, dispuesto a luchar como un cáncer que no se puede curar.
lunes, 26 de enero de 2009
Por fin con DNI
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2 comentarios:
Si recuerdo eso de la brageta. Doy fe de ello.
Al Karakol lo mean siempre en pleno tràmite burocràtico. Es su karma.
Oh, de buenas a primeras alguien tiene una especialidad a la carta. Interesante nota sobre cómo enfrentarse al sistema y perder por cansancio. Ah, y devuélveme mi AÑO UNO, instigado seguro por un Teacher tuyo que olvida según las fechas.
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